Tierra de árboles y contrastes |
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Las diversas lagunas que hay en el departamento son ideales para pasar un día de descanso. |
Mucho más allá de los 266 kilómetros que separan a Huehuetenango de la capital, llegar a este lugar es como pasar una cortina de verde intenso que nos sumerge en un mundo totalmente ajeno, que vale la pena visitar.
Este departamento del occidente chapín guarda en sus 7,400 kilómetros cuadrados, encantos y actividades para satisfacer al más exigente turista. Desde reservas naturales, sitios arqueológicos o actividades eco turísticas, este destino tiene variadas vistas para ofrecerle a todos.
De los principales atractivos que deben considerarse visitar se encuentra la ciudad de Huehuetenango. Este centro urbano cuenta con todos los servicios de alojamiento, alimentación y banca, que un visitante pueda necesitar. En el parque central, a un costado del edificio de Gobernación se encuentra la Oficina de Información Turística, la cual ofrece información, mapas y recorridos a los distintos atractivos del departamento.
Desde la ciudad, es posible visitar Chiantla, el Mirador de los Cuchumatanes, la hacienda Chan-col, o viajar a caballo en la hacienda Unicornio Azul. Todos ubicados a pocos kilómetros a través de una carretera pavimentada.
Para los que buscan un acercamiento con la cultura de la región, las comunidades de San Mateo Ixtatán, Santa Eulalia, la aldea Paquix y Chiabal ofrecen un panorama completo. Todos estos lugares tienen al turismo y la venta de artesanías como su segunda actividad económica, después de la agricultura, por lo cual las facilidades y atención al turista están garantizadas.
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La topografía de Huehuetenango permite disfrutar de altitudes arriba de los tres mil pies y una flora única en el país. |
Otro destino que no debe dejar de conocerse es Todos Santos, ubicado a 49 kilómetros de la cabecera. Los coloridos trajes, los bosques naturales de pinabete que rodean el valle y su tradicional carrera de caballos del 1 de noviembre, son los principales atractivos.
Para los que gozan la naturaleza, las lagunas de Yolnabaj, Magdalena y Maxbal son destinos obligados. Estas son reservas naturales y poseen uno de los índices más bajos de contaminación del país. Para llegar a ellas debe contactarse algún guía turístico, ya que el recorrido se realiza entre 11 y 16 horas de viaje por terreno montañoso, y únicamente en vehículo de doble tracción.
Finalmente para los atrevidos que gusten del montañismo, las formaciones rocosas de Captzín, en el municipio de San Juan Ixcoy, serán de su interés. Por la misma ruta puede continuarse hacia el norte al municipio de Nentón. En este lugar se encuentra el Cimarrón, un agujero cilíndrico de 200 metros de ancho y otros 200 de profundidad, con un bosque en el fondo. Para visitarlo debe contactarse a un guía turístico en la municipalidad de Nentón.
Marcado por el clima templado y frío, altas montañas y grupos étnicos de fuerte arraigo a sus tradiciones, Huehuetenango espera paciente a todo aquel que quiera vivir un descanso diferente y esté dispuesto a la aventura.
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Alrededor de 1475, las tribus de las montaña se libraron del yugo quiché. Aguerridos y va-lientes, fundaron su capital en el que actualmente es el sitio arqueológico de Zaculeu.
Rodeada por bosques y barrancos, la ciudad se convirtió en 1525 en una fortaleza inexpugnable para Gonzalo de Alvarado, quien no encontraba los medios para derrotar a sus habitantes. Después de un sitio de seis meses, el cacique Kaibil Balam (jaguar aguerrido) tuvo que entregarse, cayendo así uno de los contados pueblos precolombinos que nunca llegaron a ser derrotados en batalla por los españoles.
El lugar, declarado Patrimonio Nacional en 1931, consta de ocho plazas, un juego de pelota y un museo.
David Durán |